LA AYAHUASCA
Desde las profundidades de la Amazonia hasta las casas rurales, la ayahuasca es una planta de enredadera (Banisteriopsis caapi), forma parte de arcaicas tradicionales peruanas.
Conjugada a través un ritual milenario, esta combinación de plantas alucinógenas es capaz de producir conocimiento a quien lo consume.
Su significado de la ayahuasca, se traduce como “soga de los espíritus” ya que en la cosmovisión de los pueblos nativos, la liana de la ayahuasca es la soga que permite que el espíritu salga del cuerpo sin que éste muera.
COSMOVISIÓN AWAJUN
La ayahuasca o Yàji – datèm, es una amorosa planta ancestral que te muestra, te acorrala, te confronta ante lo verdadero. Esta energía de consciencia pura tiene la inteligencia y el espíritu para acompañarte a esos rincones escondidos, con total sabiduría te abrirá suficientemente tu propia conciencia para que grites tus secretos, para que llores tus emociones olvidadas, para que perdones lo que nunca fue un error.
La ayahuasca te conoce a la perfección, sabe dónde y a qué hora vas a beberla. Conoce con una precisión quirúrgica lo que necesitas y en el momento que los requieres.
Tomar ayahuasca es tomar la verdad que siempre está dentro de ti. No estas tomando la verdad de otra persona, ni de un gurú, ni de un chamán, ni de una cultura. Estas tomando un vaso de ti.
En la ayahuasca no hay margen de error, cuando tomas a través de ella, te ves como nunca te has visto antes, al ver lo escondido, puedes ya escoger.
El espíritu vivo de la ayahuasca no sana nada. Ella alumbra la oscuridad para que veas por un momento, después vuelve a apagar su antorcha, porque su intención no es quitarte tu poder, tu voluntad, tu autoridad, tu empoderamiento.
Ella apoya, no ayuda. Te prende la luz y luego la apaga, Esto tiene una razón de ser. Ella no te quiere dependiente, ella te quiere vivo. Te quiere consiente. Te quiere libre. Te quiere en Paz. Aquí y ahora.
PLANTA ALUCINÓGENA DE MODA EN EL PERU.
Su compuesto conocido como ayahuasca o yugé es una bebida alucinógena que se prepara a partir de la cocción de dos plantas exclusivas una que es el ayahuasca y la otra es el arbusto llamado chacruna (Psychotria ciridis) un arbusto de hojas verdes y alargadas, el cual tiene contiene el estupefaciente dimetiltriptamina (DMT) que aporta el agente psicológicamente activo, se mezclan y cocinan para obtener esta popular poción.
UN RITMO MILENARIO CONSAGRADO POR CHAMANES
Desde hace miles de años, los chamanes de las poblaciones indígenas se reúnen en chozas para viajar por el camino de la sabiduría y otorgar poderes adivinativos a los turistas que prueban la ayahuasca. El ritual comienza cuando el chaman ingresa en la maloca, una casa comunal ancestral.
El icario tradicional o cantos mágicos y curativos disipan el ambiente mientras todos los asistentes se sientan en el suelo haciendo un círculo. Una ceremonia que puede llegar a durar 7 horas en las que el chaman es la figura encargada de atender a los asistentes.
El objetivo de este ritual es comprender el significado real de las visiones para poder aplicarlo en la rutina diaria. Se trata de una fase de desarrollo personal a través de la naturaleza.
La ayahuasca forma parte de la medicina tradicional amazónica y su uso apunta a la auto sanación, pues las tribus indígenas consideran que el origen de las enfermedades se encuentra en el desequilibrio espiritual.
PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN
El Instituto Nacional de Cultura (INC) declaró Patrimonio Cultural de la Nación a los conocimientos y usos tradicionales de esta planta, desde la Institución, subrayaron que sus efectos son contrarios a los que producen los alucinógenos.
UN POTENCIAL TERAPÉUTICO
La revista editada por la Universidad de Cambridge, Psychological Medicine, afirmó que pacientes con depresión severa y sin antecedentes psicóticos mejoran su autoestima y reducen la intensidad de su tristeza a través del consumo de ayahuasca.
Sin embargo, sus efectos secundarios no son pocos, practicar esta costumbre milenaria conlleva riesgos como la descoordinación muscular, hipertensión, palpitaciones o vómitos.